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Productividad sin culpa: Cómo gestiono mi tiempo como dev sin quemarme

Productividad sin culpa: Cómo gestiono mi tiempo como dev sin quemarme

Ser desarrollador y ser productivo no siempre van de la mano. Hay días donde no avanzo nada y otros donde saco todo en tres horas. Durante años, la culpa de no hacer "lo suficiente" me seguía como sombra. Hasta que cambié algunas cosas.

Lo primero: acepté que no soy una máquina

Suena obvio, ¿no? Pero no lo es. Me sentía mal por tomarme 15 minutos extra en el almuerzo, o por no responder un correo "rápido". Mi primer paso fue aceptar que no tengo que rendir igual todos los días. Y eso, paradójicamente, me hizo rendir más.

Un día, después de trabajar 12 horas seguidas y sentirme miserable,, me di cuenta que estaba siendo mi peor jefe. El burnout no es de débiles, es de tercos que no escuchan su cuerpo.

Mi horario real (y cómo lo aprovecho)

Trabajo en la oficina de 8:30 a 13:00 y de 15:00 a 18:30, de lunes a viernes. Esos bloques son sagrados para mi trabajo principal. Pero aquí viene lo interesante: el tiempo restante lo distribuyo entre proyectos personales, consultorías y de vez en cuando, dar clases.

¿Lo mejor? De las cosas que me piden en la oficina saco material para mis clases. Un bug complejo que resolví el martes se convierte en un caso de estudio el jueves. Una migración de base de datos del mes pasado ahora es contenido para mi blog. Todo se conecta.

No uso Pomodoro, uso bloques reales

El método Pomodoro de 25 minutos nunca me funcionó. Me cortaba el flow. Lo que hago ahora es trabajar en bloques de 90 a 120 minutos. En la oficina, esto calza perfecto: un bloque antes del almuerzo, otro después. Pongo música (lo-fi, generalmente), silencio todo y me meto. Después paro sin culpa, me levanto, respiro o tomo café.

¿Por qué 90 minutos? Porque es el ciclo natural de concentración del cerebro. Lo leí en un paper que ya no recuerdo,, pero funciona. Y cuando estoy en casa, aplico lo mismo para proyectos personales.

Mi combo de herramientas (que sí uso)

  • Notion: Para documentación personal y planificar clases.
  • TickTick: Es como Todoist pero con calendario integrado. Ahí agendo consultorías.
  • Google Calendar: Para bloquear tiempo. Si no está ahí, no existe.
  • Obsidian: Para pensar. Escribir sin estructura. Conectar ideas entre trabajo y proyectos.
  • GitHub: No solo para código. También para documentar lo que aprendo.

Ya probé mil apps. Ahora me quedo con lo que no me genera fricción. Si una app me hace perder más tiempo del que me da, la borro. Así de simple.

El tiempo libre es para aprender (y me encanta)

Uso mi tiempo libre para investigar y aprender nuevas tecnologías. ¿Suena a workaholic? Puede ser,, pero es que genuinamente me apasiona el desarrollo. La diferencia es que lo hago sin presión. Si un domingo quiero probar Rust, lo hago. Si no, no pasa nada.

Lo clave es que este aprendizaje alimenta todo lo demás. Lo que aprendo el fin de semana lo aplico en la oficina. Lo que aplico en la oficina se vuelve material para clases o posts. Es un ciclo virtuoso.

Aprendí a decir "esto no para hoy"

Antes tenía una lista de tareas que parecía supermercado en fin de mes. Todo para hoy. Todo urgente. Mentira. Ahora, en el trabajo solo pongo 3 tareas clave por día. Los proyectos personales tienen su propio ritmo. Las consultorías se agendan con anticipación. El resto lo dejo en "mañana, tal vez". Y si algo no se hace en 3 días, probablemente no era importante.

Lo que no agendo, no existe

Este fue un consejo que me dio un amigo freelancer. Si una tarea no tiene hora agendada en el calendario, no va a pasar. Desde que lo aplico, me siento menos culpable. Porque ya no es "debería hacer esto", es "esto está agendado para el jueves a las 11:00". Más claro, más real.

Aplico esto especialmente para las consultorías y clases. Si no están en el calendario, termino prometiendo tiempo que no tengo.

Evito las multitareas como si fueran bugs

Si estás debuggeando mientras revisas correos y medio chateas con el equipo, estás siendo menos productivo de lo que crees. Aprendí a no sentirme "más ocupado" por hacer muchas cosas al tiempo. Hago una. Luego otra. Mejor calidad, menos estrés.

En la oficina: código. En casa: proyecto personal O consultoría O preparar clase. Nunca todo junto. Mi cerebro me lo agradece.

Los días malos también cuentan

Antes, si tenía un día donde no hacía mucho, sentía que perdí tiempo. Hoy, sé que esos días recargan. Aunque suene raro, estar "al 30%" un martes me ayuda a estar al 100% el jueves. Y eso lo aprendí luego de quemarme varias veces.

A veces, el mejor uso de mi tiempo libre es no hacer nada relacionado con código. Ver una serie, salir a caminar, jugar algo. El cerebro necesita descansar para poder crear.

Mi semana tiene ritmo, no reglas fijas

No me impongo rutinas rígidas tipo "todos los lunes son para bugs". Mi semana tiene cierta estructura: oficina en horario fijo, tardes para proyectos, algunos días para consultorías. Pero también espacio para improvisar. Si el miércoles amanecí creativo, escribo. Si el viernes estoy lento, hago tareas mecánicas. Escucho más a mi cuerpo.

El truco real: integrar todo lo que hago

Al final, lo que me da paz no es haberlo hecho todo. Es saber que todo lo que hago se conecta. El bug que resolví hoy es la clase de mañana. La tecnología que investigué por curiosidad es la consultoría del mes que viene. El post que escribí es material para un workshop.

No es perfecto. Hay días donde vuelvo a caer. Pero tengo herramientas para salir rápido. Y lo más valioso: ya no me castigo por no rendir como una máquina. Porque no lo soy. Y tú tampoco.

PD: Si estás leyendo esto un domingo a las 11 PM,, cierra la laptop y descansa. El código estará ahí mañana.

C

Sobre Carlos Donoso

Full Stack Developer y AI Engineer apasionado por crear soluciones innovadoras. Me especializo en desarrollo web moderno, inteligencia artificial y automatización. Comparto conocimiento para ayudar a otros developers a crecer en su carrera.

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