Estudié seguridad informática. Tengo años trabajando con sistemas y protocolos. Y aún así, caí en el hype del Flipper Zero como un novato. No fue ignorancia, fue la perfecta tormenta de marketing viral, FOMO tecnológico y la fantasía de tener un "dispositivo todo en uno".
Después de ver miles de videos donde hackers abrían puertas, clonaban tarjetas y manipulaban dispositivos con este Tamagotchi cyberpunk, me convencí. Lo encontré en eBay por $99 (probablemente de alguien que también se decepcionó) y pensé que era una ganga. Spoiler: no lo era.
Hoy, meses después, el dispositivo está en mi escritorio sirviendo de pisapapeles premium. Si alguien me da $80, es suyo. En serio. Escríbeme a mi correo para coordinar, aunque pregunta primero si aún lo tengo porque mis hijos descubrieron el delfín virtual y puede que ya sea oficialmente su mascota digital.
La realidad del Flipper Zero en Ecuador
Empecemos por lo obvio: Ecuador no es Estados Unidos ni Europa. Aquí la adopción de tecnología es... particular. Y el Flipper Zero lo demuestra perfectamente.
En Ecuador casi no se usan tarjetas RFID/NFC para accesos. Los pocos lugares que las tienen (edificios modernos, algunas empresas) ya implementaron encriptación moderna hace años. No somos tan atrasados tecnológicamente como para usar sistemas de los 90s.
Mi primera gran decepción fue en el edificio de mi hermana en Quito. Moderno, con tarjetas de acceso, garaje automatizado. Perfecto para probar el Flipper, pensé. Resultado:
- Tarjeta de acceso: Encriptada, imposible de clonar
- Garaje: Ni siquiera teniendo el control remoto original pude clonarlo. Rolling code, obviamente
- Portero eléctrico: Digital con autenticación
Cero de tres. Un inicio prometedor.
Las funciones que NO sirven (spoiler: casi todas)
Como alguien con formación en seguridad, me tomé el tiempo de probar casi TODAS las funciones. Aquí está la triste realidad:
1. Clonación de tarjetas RFID/NFC
En Ecuador esto es casi inútil. Los pocos sistemas que usan tarjetas ya migraron a tecnología segura. Probé con:
- La oficina de mi primo abogado: Tarjetas HID encriptadas - FAIL
- Gym local: NFC con autenticación - FAIL
- Transporte público: No usamos tarjetas acá
- Banco: Ni lo intenté, obvio que no funciona
2. Control de garajes y puertas
Esta es la fantasía más grande. TODOS los sistemas modernos usan rolling code. El control remoto del garaje de mi hermana fue mi laboratorio de pruebas perfecto: tenía acceso al control original, tiempo ilimitado, ambiente controlado. Resultado: NADA. El Flipper no puede con rolling codes, punto.
3. "Hacking" de dispositivos
El 90% de las funciones "hacker" requieren que el dispositivo objetivo sea de antes del 2000. ¿Cuántos dispositivos de hace 24 años usas diariamente? Exacto.
4. BadUSB
Necesitas acceso físico desbloqueado. Si ya tienes eso, una USB de $2 hace lo mismo. Además, cualquier empresa medianamente seria tiene los puertos USB bloqueados.
5. Infrarrojo
Ok, funciona... igual que un control remoto universal de $5 en TEMU. Revolucionario.
Lo que sí hace (siendo muy generoso)
Para no ser completamente negativo:
- Lee temperatura (termómetro de $80)
- Control remoto universal (pero uno de TEMU cuesta $5)
- El delfín virtual es entretenido (para niños)
- La construcción es sólida (excelente pisapapeles)
- Puedes leer algunas tarjetas viejas (si encuentras alguna)
Por qué un profesional de seguridad cayó en el hype
No fue estupidez, fue marketing brillante. Los videos virales muestran casos de éxito cuidadosamente seleccionados. Lo que no muestran:
- Que prueban en sistemas antiguos de demostración
- Los 100 intentos fallidos antes del único exitoso
- Que necesitas condiciones perfectas e irreales
- Que el 95% de las funciones son inútiles en el mundo real
Como profesional, debí saberlo mejor. Pero la promesa de un "pentesting tool todo en uno" nubló mi juicio. Lección aprendida.
El verdadero costo del Flipper Zero
No son solo los $99 que pagué. Es:
- Horas investigando por qué nada funciona
- Frustración al descubrir limitación tras limitación
- La vergüenza de admitir que caí en el hype
- Tener un pisapapeles de $99
¿Para quién es realmente el Flipper Zero?
Seamos honestos:
- Profesionales de seguridad: Ya tenemos mejores herramientas
- Hackers reales: Se ríen de este juguete
- Entusiastas: Hay opciones más baratas y capaces
- Niños: Les encanta el delfín (única demografía satisfecha)
Mi oferta: $80 y te lo llevas
Pagué $99 en eBay (el vendedor probablemente pasó por lo mismo que yo). Te lo doy por $80 con todo incluido:
- Flipper Zero (usado 10 veces máximo)
- Cable USB-C
- Funda protectora
- Mi colección de "tutoriales que no funcionan"
- La satisfacción de no pagar precio completo
Estoy en Cuenca, Ecuador. Escríbeme a mi email (está en la página de contacto) para coordinar. Pero apúrate y pregunta si aún lo tengo, porque mis hijos descubrieron que tiene un delfín virtual y ya lo adoptaron como mascota. Si se encariñan mucho, puede que termine siendo el Tamagotchi más caro de la historia.
Lecciones aprendidas
Como profesional de seguridad, esta experiencia me enseñó:
- El marketing "hacker" es peligrosamente efectivo
- Siempre verificar capacidades reales vs promesas
- Si parece demasiado bueno para ser verdad...
- Los niños pueden encontrarle uso a cualquier cosa
- Un control remoto de TEMU por $5 hace el 90% de lo útil
Conclusión: Un juguete caro con buenas intenciones
El Flipper Zero no es una estafa, es una desilusión. Es como comprar un Swiss Army Knife y descubrir que todas las herramientas están hechas de plástico. Técnicamente hace lo que promete, pero lo que promete es inútil en 2024.
Si eres profesional de seguridad, ahorra tu dinero. Si eres entusiasta, compra herramientas específicas. Si tienes hijos que quieren un Tamagotchi hacker, entonces sí, cómpraselo. Al menos alguien lo disfrutará.
$80 y es tuyo. O me lo quedo y se lo regalo a mis hijos para Navidad. Honestamente, creo que ellos le darán mejor uso que yo.
PD: Si alguien de Flipper Devices lee esto: el marketing es brillante, el producto no tanto. Contraten mejores ingenieros o bajen las expectativas. Preferiblemente ambas.
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Alejandro Sánchez