Christopher Wylie tiene 28 años y acaba de revelar cómo una empresa llamada Cambridge Analytica usó datos de 87 millones de usuarios de Facebook para manipular elecciones. No estamos hablando de anuncios dirigidos para venderte zapatos. Estamos hablando de ingeniería social a escala masiva para cambiar el resultado de elecciones presidenciales.
Y lo más aterrador de todo esto es que probablemente tú fuiste uno de esos 87 millones.
Como desarrollador web, entiendo cómo funciona la recolección de datos. He implementado Google Analytics, he configurado píxeles de Facebook, he hecho formularios que capturan información de usuarios. Pero lo que hizo Cambridge Analytica va mucho más allá de cualquier cosa que haya visto en mi carrera.
Esto no es solo una violación de privacidad. Es una demostración de cómo la tecnología que creamos puede ser usada para atacar la democracia misma.
Cómo te robaron el alma digital
La historia empieza con algo que parece inofensivo: un quiz de personalidad en Facebook llamado "Esta es tu vida digital". Solo 270,000 personas lo tomaron. Pero aquí viene la parte diabólica: la aplicación no solo recolectó datos de quienes hicieron el test, sino también de todos sus amigos de Facebook.
En 2013, Facebook permitía que las aplicaciones accedieran no solo a tu información, sino también a la de toda tu red de contactos. Era como darle a un extraño las llaves de tu casa y también las de las casas de todos tus vecinos.
Resultado: 270,000 personas que hicieron un test inocente se convirtieron en la puerta de entrada para espiar a 87 millones de usuarios. Cada persona que completó el quiz "infectó" a un promedio de 320 amigos con la recolección de datos.
Cambridge Analytica pagó 800,000 dólares por estos datos. Menos de un centavo por perfil psicológico completo. Tu alma digital se vendió más barata que un chicle.
El perfil psicológico que conoce tus miedos
Con esos datos, Cambridge Analytica creó perfiles psicográficos increíblemente detallados. No solo sabían tu edad, ubicación y gustos. Sabían cómo piensas, qué te motiva, qué te da miedo, cómo tomas decisiones.
Christopher Wylie, el informante que reveló todo esto, lo explicó así: "Explotamos Facebook para acceder a millones de perfiles de usuarios. Y construimos modelos para explotar lo que sabíamos de ellos y apuntar a sus demonios internos".
Imaginen la información que pueden extraer solo de tus likes en Facebook. Si le das like a páginas conservadoras, música country y marcas de cerveza americana, el algoritmo puede predecir que probablemente eres hombre, blanco, de clase trabajadora, y políticamente conservador. A partir de ahí, pueden diseñar mensajes específicos para manipular tus emociones.
No te mostraban anuncios genéricos. Te mostraban exactamente el mensaje que tu perfil psicológico indicaba que te haría cambiar de opinión o reforzar tus creencias existentes.
La ingeniería del miedo
Cambridge Analytica no solo identificó a los votantes indecisos. Los segmentó por tipo de personalidad y les envió mensajes diseñados para activar emociones específicas. Si tu perfil indicaba que respondes al miedo, te mostraban amenazas. Si respondes a la autoridad, te mostraban figuras de liderazgo.
Para las elecciones de Trump en 2016, crearon diferentes versiones del mismo mensaje político. Algunos usuarios veían anuncios sobre inmigración enfocados en seguridad nacional. Otros veían el mismo tema enfocado en empleos perdidos. Otros lo veían enfocado en valores tradicionales.
El mismo candidato, el mismo tema, pero empaquetado de manera diferente para cada tipo de personalidad. Es marketing político con esteroides psicológicos.
Y funcionó. Trump contrató a Cambridge Analytica y pagó 6.2 millones de dólares por sus servicios. Meses después estaba en la Casa Blanca.
El problema ecuatoriano que nadie menciona
Mientras leía sobre Cambridge Analytica, no pude evitar pensar en Ecuador. Aquí también tenemos encuestadoras que se venden al mejor postor. Empresas que manipulan números para favorecer a quien les pague más.
En las últimas elecciones hemos visto "sondeos fantasmas" diseñados para minar campañas específicas. Encuestadoras que solo el 30% cumple con entregar datos crudos al Consejo Nacional Electoral. Empresas como Click Report que están vinculadas a grupos económicos específicos y operan prácticamente sin regulación.
La diferencia es que nuestras encuestadoras manipulan números tradicionales. Cambridge Analytica manipulaba mentes usando inteligencia artificial y perfiles psicológicos. Es la diferencia entre usar un martillo y usar un láser para romper una pared.
Pero el resultado es el mismo: la manipulación de la opinión pública para beneficio de intereses particulares.
Facebook: el cómplice que se hace la víctima
Facebook sabía sobre esta violación desde 2015. The Guardian les informó que Cambridge Analytica tenía datos obtenidos ilegalmente. ¿Qué hizo Facebook? Pidió que borraran los datos y se quedó conforme con una carta donde Cambridge Analytica prometía haberlo hecho.
No verificaron nada. No auditaron nada. No informaron a los usuarios afectados. Solo cruzaron los dedos y esperaron que el problema desapareciera solo.
Cuando finalmente estalló el escándalo en marzo de 2018, las acciones de Facebook cayeron 6.77% en un solo día. Mark Zuckerberg perdió 6 mil millones de dólares de su patrimonio personal. Pero el daño a la democracia ya estaba hecho.
Facebook terminó pagando una multa de 5 mil millones de dólares. Suena como mucho dinero hasta que te das cuenta de que Facebook factura más de 70 mil millones anuales. Es como multarte con 50 dólares cuando ganas 700,000 al año.
El modelo de negocio que nos espía
Como desarrollador, lo que más me preocupa es que Cambridge Analytica no hackeó Facebook. Usó las herramientas que Facebook había diseñado intencionalmente para que los desarrolladores accedieran a datos de usuarios.
El modelo de negocio de Facebook siempre ha sido: ofrecer una plataforma "gratuita" a cambio de recolectar información personal masiva que luego monetizan vendiendo acceso a anunciantes. Cambridge Analytica simplemente llevó este modelo a su conclusión lógica.
Cuando un servicio es gratis, el producto eres tú. Y en el caso de Cambridge Analytica, no solo eras el producto. Eras el blanco.
Cada like, cada comentario, cada foto que subes, cada página que visitas, cada segundo que pasas leyendo un post, todo eso se convierte en datos que construyen tu perfil psicológico. Y ese perfil se puede usar para influir en tus decisiones políticas.
Las herramientas que creamos nos pueden destruir
Cambridge Analytica trabajó en más de 200 elecciones alrededor del mundo. Estuvieron en Nigeria, Kenia, República Checa, India, Argentina, Brasil, Colombia, México. Exportaron su modelo de manipulación psicológica a nivel global.
En Argentina trabajaron para la campaña de Mauricio Macri en 2015. En Brasil estuvieron involucrados en las elecciones que llevaron a Bolsonaro al poder. Este no es un problema exclusivo de Estados Unidos.
La tecnología que desarrollamos en Silicon Valley se está usando para manipular democracias en todo el mundo. Las herramientas que creamos para conectar personas se están convirtiendo en armas para dividirlas.
Lo que esto significa para nosotros
Cambridge Analytica se declaró en quiebra en mayo de 2018, pero la tecnología que desarrollaron no desapareció. Otros actores están usando técnicas similares. Los datos que recolectaron siguen existiendo. Los algoritmos que crearon se pueden replicar.
Como desarrolladores, tenemos una responsabilidad ética sobre las herramientas que construimos. No podemos seguir creando sistemas de recolección de datos masivos y después actuar sorprendidos cuando alguien los usa para manipular elecciones.
Como usuarios, tenemos que entender que cada clic, cada like, cada interacción está siendo analizada para construir un perfil de quiénes somos y cómo influirnos. La privacidad no es solo sobre que no vean tus fotos. Es sobre que no manipulen tu forma de pensar.
El escándalo de Cambridge Analytica nos enseña que la información personal en manos equivocadas no solo viola tu privacidad. Puede amenazar la democracia misma.
Facebook vendió tu alma al mejor postor. Y lo más aterrador es que ni siquiera te diste cuenta cuando pasó. Porque para cuando te enteraste, las elecciones ya habían terminado y los resultados ya habían cambiado.
La pregunta ahora es: ¿qué vamos a hacer para que esto no vuelva a pasar?
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